Producción frutícola sostenible en la Norpatagonia
Objetivo General
Generar, validar y transferir información y tecnologías de manejo de producción y poscosecha que orienten la toma de decisiones y contribuyan a la sostenibilidad de los sistemas frutícolas de los valles del norte de la Patagonia.
Resumen Ejecutivo
La producción frutícola de Río Negro y Neuquén suma unas 40.756,10 has con manzana, pera, fruta de carozo, frutos secos y frutas finas. Si bien la región posee oportunidades para la producción se debe avanzar en estudios y difusión de tecnologías que permitan disminuir los riesgos para lograr una producción de calidad como también asegurar la sustentabilidad del sistema facilitando la adaptación al cambio climático (CC) y mitigando nuevos efectos. Los objetivos planteados son: Generar, validar y difundir tecnologías que contribuyan a un manejo adecuado e integral de los sistemas frutícolas, Disponer de información y análisis socio-técnico-productivo de diferentes cultivos, que ayuden a la toma de decisiones y orienten lineamientos técnicos y Capacitar, transferir información y promover espacios de intercambio de conocimiento y de articulación que faciliten la adopción de la tecnología y profesionalización del sector. Se trabajará en la evaluación de material vegetal de avellano, almendro, pecan, pistacho, olivo, kiwi, frambuesa y pepita. Se estudiarán nuevas plagas y enfermedades y nuevas herramientas de control apuntando a la mitigación y adaptación a los efectos del CC, prácticas de manejo asociadas al suelo, riego y nutrición; nuevas herramientas para atenuar adversidades climáticas y tecnologías de poda, raleo y sistemas de conducción para facilitar la mecanización de los cultivos. Se abordará la problemática de la mano de obra, se realizarán evaluaciones económicas y financieras de las nuevas tecnologías de manejo y se determinarán las principales causas de pérdidas de calidad en campo y empaques. Se presentan líneas ya acordadas para un trabajo en conjunto entre investigadores y extensionistas junto a profesionales del sector privado. Se visualiza un trabajo integrado con distintos instrumentos programáticos de INTA. Se crearán vínculos entre el sector público y privado mediante Convenios de Vinculación Técnica y con otros proyectos de investigación con recursos extrapresupuestarios. Para la gestión del proyecto se conformará un equipo integrado por el coordinador y un responsable de cada EEA con un rol de seguimiento técnico y administrativo. A ese equipo se sumarán responsables por objetivos específicos para la organización y supervisión de actividades conjuntas entre EEAs. Además, se conformará un equipo para plantear la estrategia comunicacional y el seguimiento de la misma. Se organizarán reuniones de discusión interna y con participantes del sector, y se promoverá la participación a los foros interregionales de intercambios técnicos. Como resultados quedarán conocimiento y adecuación de tecnologías de manejo, parcelas demostrativas y experimentales instaladas, nuevos convenios interinstitucionales, publicaciones, equipos interdisciplinarios funcionando y conocimientos y capacidades adquiridas que se reflejarán en una mejora de la calidad técnica y de gestión en productores, técnicos, profesionales, organizaciones e instituciones.
Descripción de Problemas y Oportunidades
La producción sustentable es una condición ineludible en los sistemas productivos a nivel mundial. El impacto que se genera al ambiente con la producción de alimentos requiere medidas de mitigación que minimicen el daño. A la vez se requiere de herramientas para la adaptación a los cambios ya ocurridos y que afectan sensiblemente a la producción como son el aumento de la temperatura, la ocurrencia de eventos extremos (sequías, lluvia, granizo, vientos, etc.), que afectan al desarrollo de las plantas, inciden en la dinámica y evolución de plagas y enfermedades y terminan deteriorando la calidad, aumentando las pérdidas y los niveles de descartes de alimentos, poniendo en crisis la rentabilidad para los productores que, en su mayoría, son pequeños o medianos (Rodriguez, A. 2022). Las exigencias de los consumidores, tanto nacionales como de los países importadores, se suman a la necesidad de una producción que no altere la estabilidad de los sistemas agrícolas. A esto se agrega la exigencia de inocuidad de los alimentos limitando las herramientas para el control de plagas y enfermedades, la nutrición, el uso del suelo, etc. y es así como surgen normativas como el Pacto Verde Europeo que proyecta una disminución del uso de agroquímicos al año 2050 (https://ec.europa.eu/info/strategy/priorities-2019-2024/european-green-deal_es). Por esto, la disponibilidad de nuevos materiales vegetales, el uso eficiente del agua de riego, el manejo del suelo, las herramientas que minimicen el daño por causas climáticas como el asoleado, el estudio de nuevas enfermedades, nuevas estrategias o métodos de control de plagas, la obtención de productos biológicos, la posibilidad de diversificar la producción con distintos cultivos (diversificación), la disminución de pérdidas de alimentos, el acceso al conocimiento por parte de los productores y la profesionalidad de los servicios de asesoramiento técnicos se vuelven herramientas indispensables para alcanzar una producción sostenible.