Aportes para la innovación y el desarrollo en los territorios a través del fortalecimiento de la viticultura
Objetivo General
Contribuir a la sostenibilidad y competitividad de la viticultura en un escenario de cambio climático, mediante procesos de innovación impulsados a partir de tecnologías de producción primaria, industrial y organizacional, que posicionen los productos en los mercados, posibiliten el desarrollo de sus actores y valoricen sus territorios.
Resumen Ejecutivo
Este proyecto aborda las problemáticas y oportunidades identificadas de la viticultura de la Gran Región MZASJ-LPSL. Propone contribuir a la competitividad dinamizando procesos de innovación que, generados a partir de conocimientos y tecnologías de producción primaria, industrial y organizacional con un enfoque de sostenibilidad económica, ambiental y social, posicionen los distintos productos de la uva en los mercados, valoricen los territorios donde se producen y posibiliten el desarrollo de sus actores en un escenario de cambio climático. Para lograrlo, las estrategias se aplicarán en las etapas de producción primaria, de agroindustria y de postcosecha en los distintos territorios. En las etapas de producción primaria, se desarrollarán, evaluarán y difundirán tecnologías, algunas ya disponibles y otras nuevas, con un enfoque de sostenibilidad que reduzcan el uso de insumos de síntesis, conserven los recursos naturales (suelo, agua, biodiversidad) y que sean amigables con el medio ambiente y los trabajadores. Se probarán nuevos productos como bioinsumos y otras estrategias alternativas de control de plagas y enfermedades y manejos de suelo que favorezcan la biodiversidad. También se continuará con algunas evaluaciones de material vegetal de portainjertos y otros nuevos cruzamientos. Se avanzará en la difusión de técnicas para mejorar la eficiencia en el uso del agua, abonos y fertilizantes y se ajustarán herramientas para una mejor estimación de las necesidades de riego. Por otro lado, se rediseñarán sistemas de producción hacia modelos con un enfoque agroecológico y/o más sostenibles. En las etapas de la agroindustria se abordarán tecnologías relacionadas principalmente con la elaboración de vinos y jugo concentrado de uva, y con la poscosecha de uva de mesa y pasa. Se trabajará con técnicas de transformación de la materia prima más eficientes, que generen menos residuos y que hagan un mayor aprovechamiento de los subproductos de la cadena. Para mejorar la competitividad de los productos de la vid, de sus actores, y favorecer el desarrollo de los territorios vitícolas, se continuará con la evaluación y difusión de variedades autóctonas (“criollas”), se avanzará en la caracterización de la diversidad de microorganismos presentes en viñedos asociados a manejos de cultivos específicos, con particular énfasis en levaduras nativas y su influencia en la vinificación, y en la caracterización de las distintas zonas de producción, principalmente por suelo y clima. La dinamización de los procesos de innovación se realizará a nivel territorial mediante articulaciones con instituciones y organizaciones, como las existentes con el Proyecto de Centros de Desarrollo Vitícola (INTA_COVIAR), Grupos de Cambio Rural, Grupos CREA y otras organizaciones. Se plantea transferir los avances a través de capacitaciones, reuniones técnicas, jornadas, parcelas demostrativas y publicaciones de distinto tipo, tanto de divulgación, como técnicas y científicas.
Descripción de Problemas y Oportunidades
La superficie con vid en Argentina es de 211.099 ha distribuidas en 23.278 viñedos (INV 2022). Desde el año 2010 esta superficie ha disminuido 3.1%, lo que representa un total de 1.502 viñedos menos. Esta reducción de la superficie se ha dado en Mendoza, San Juan y Río Negro, mientras que en las demás provincias ha aumentado. El 77% del total de los viñedos representa un 29,1% del total de superficie, por lo que se trata de pequeñas explotaciones. Casi el 50% de la superficie está conducida en espaldera, sistema que facilita la mecanización. Las variedades utilizadas para elaboración han disminuido su superficie mientras que las aptas para fresco y/o pasa han aumentado, principalmente en San Juan. Desde el año 2000, Malbec es la variedad que más ha aumentado y las que más disminuyeron fueron Criolla Grande, Cereza y Pedro Giménez. El sector de la viticultura nacional se caracteriza por la existencia de un número importante de organizaciones representativas de los diferentes eslabones de la cadena que articulan entre sí, con organismos de ciencia y tecnología, con el Gobierno Nacional y con los Gobiernos Provinciales y locales. Esta tendencia a una mayor articulación ha posibilitado, en cierta medida, responder de manera más ajustada a sus demandas. A nivel internacional, existe una preocupación creciente de la sociedad por el cuidado del ambiente. Los cambios ambientales, económicos y sociales ocurridos en los últimos años exigen una alta capacidad de adaptación por parte de los productores, las empresas y las autoridades. El sector de la viticultura internacional se enfrenta al desafío de incorporar la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. En nuestro país, la totalidad de la producción de vid se realiza bajo riego y, en los últimos diez años, las principales provincias con viticultura han sufrido una severa crisis hídrica que hace que el cuidado y manejo eficiente del recurso agua sea fundamental. Sin embargo, se estima que sólo el 20% de los viñedos en el país, posee sistemas de riego localizado. Es por lo tanto imperioso implementar una gestión integrada de los recursos hídricos en todos los niveles, aplicando tecnologías de uso eficiente del agua, utilizando genotipos adaptados y estrategias de manejo de suelo y cultivo que disminuyan la pérdida del recurso. Asimismo, es necesario establecer "tecnologías verdes", que produzcan pocos residuos y baja emisión de carbono, uso energético eficiente y mayor incorporación de energías limpias. Estas acciones relacionadas a la economía circular, en su conjunto, reducen el impacto ambiental, respetan la biodiversidad y evitan la contaminación del aire, el agua y los suelos. Además, se ha observado un aumento de la temperatura en gran parte de las regiones vitícolas, concentrando la cosecha, y generando consecuencias negativas sobre los componentes de la madurez y la composición fenólica de la uva y los productos finales. Estas condiciones de cultivo más estresantes generan la necesidad de implementar una serie de estrategias para preservar la productividad y calidad de los productos, que sean efectivas y fáciles de adoptar por los productores. Por otro lado, las nuevas tecnologías de información y comunicación han cambiado profundamente las formas de acceder al conocimiento y la tecnología, así como también la articulación entre los actores del sector vitivinícola y con los consumidores. Existe cada vez mayor disponibilidad y acceso a datos meteorológicos, imágenes satelitales, aéreas o tomadas por drones. El análisis de grandes cantidades de datos, la construcción de modelos y predicción de distintos indicadores y variables permiten generar información y conocimiento estratégicos para la planificación y la toma de decisiones para una gestión más precisa y eficiente del viñedo. Las tecnologías de mecanización, automatización, robótica, internet de las cosas e inteligencia artificial son una tendencia transversal a las diferentes etapas de la cadena de valor y crece la apropiación de estas tecnologías, en muchos casos de la mano de la aparición de empresas de servicios, que son nuevos actores del entramado productivo. Dado que desde nuestra institución no existen todas las capacidades (informáticos, programadores, electrónicos, etc.), para desarrollar este tipo herramientas y tecnologías es fundamental fomentar la articulación con empresas y/o instituciones.