Innovación y Sostenibilidad territorial del Sistema Agroalimentario de Mendoza y San Juan
Objetivo General
Contribuir al fortalecimiento del sistema agroalimentario de Mendoza – San Juan, para la producción y circulación de alimentos sanos y de calidad, de forma eficiente, ambientalmente sostenible y en un marco de equidad
Resumen Ejecutivo
El proyecto tiene como ejes contribuir al análisis y evaluación de los resultados e impactos socioeconómicos de sistemas productivos (mediante herramientas tales como la construcción de mapas territoriales con variables físicas, ambientales, productivas, económicas y sociales) y fortalecer procesos innovadores de organización, intercambio y planificación entre los actores que consoliden el entramado socio productivo. El proyecto atiende problemas estructurales de la región, priorizados por las PIT, asociados a la seguridad alimentaria, al corrimiento desordenado de la interfaz urbano – rural, al débil avance de los procesos organizativos para la gestión del agua, la producción y la comercialización, entre otros. A la vez que se propone aprovechar las oportunidades de valorización de productos locales y bienes naturales que dan una multifuncionalidad a los espacios rurales y periurbanos. El Objetivo General del proyecto es contribuir al fortalecimiento del sistema agroalimentario de Mendoza – San Juan, para la producción y circulación de alimentos sanos y de calidad, de forma eficiente, ambientalmente sostenible y en un marco de equidad. Los objetivos específicos son: (OE1) Analizar y promover procesos innovadores de comercialización, valorización y consumo de productos del sistema agroalimentario que fortalezcan la identidad territorial y la seguridad alimentaria; (OE2) Promover la integración, la formación, la articulación y la comunicación entre actores; (OE3) Aportar a la construcción de pautas e instrumentos de gestión territorial a partir de información socioeconómica y ambiental generada a escala predial y territorial La estrategia de trabajo se basa en la complementación con los otros proyectos estructurales de la región Mendoza – San Juan y su Gran Región, orientados a las cadenas productivas (hortícolas, ganaderas, vitícolas y otros frutales) y a los recursos naturales, que requieren de este proyecto apoyo en la organización de los actores, la planificación estratégica, estudios socioeconómicos, etc. Los resultados esperados están vinculados al fortalecimiento de actores del sistema agroalimentario a partir de productores/as que agregan valor y aportan a la sostenibilidad y el desarrollo de estrategias y redes de comercialización que permitan lograr una mayor equidad y seguridad alimentaria. Asimismo, se contribuirá al diseño de modelos de producción sostenibles, la integración y asociación de actores y a la formación, fortalecimiento de capacidades e incorporación de las perspectivas de género, generacional e intercultural en las organizaciones. Por último, se generará información socioeconómica y ambiental sobre el impacto de propuestas tecnologías y de relocalización territorial de los sistemas productivos, destinada a técnicos y decisores privados y públicos.
Descripción de Problemas y Oportunidades
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un sistema alimentario es el conjunto de procesos, actividades y actores que, mediante sus interrelaciones hacen posible la producción, transformación, distribución y consumo de alimentos (Intini, j. et al, 2019). Así, el sistema agroalimentario incluye el medio ambiente, personas, insumos, procesos, infraestructuras e instituciones relacionadas con la producción, elaboración, distribución, comercialización, preparación y consumo de alimentos e incluye elementos tales como la calidad e inocuidad, el acceso económico (asequibilidad), la disponibilidad y acceso físico (cercanía), así como también la promoción, publicidad e información recibida sobre los alimentos y sus cualidades (HLPE, 2017; FAO, 2019). Esta mirada multidimensional, en un mundo que viene experimentando fuertes transformaciones, requiere entender a los territorios como espacios multifuncionales y con ello, atender a las interacciones que allí se producen y a la biodiversidad funcional que contienen (Sarandón y Flores, 2014). En este marco adquieren importancia los espacios de proximidad para el intercambio dadas las características de la estructura agraria de nuestra región (Gutti, Kababe y Peirano, 2018; manzanal y Schneider, 2011) y las estrategias de valorización plurales que tengan en cuenta no sólo aspectos económicos sino también lo social, lo cultural y el entorno donde se insertan (Ainscough, 2019:20). Por un lado, será importante mantener una mirada interseccional para identificar las desigualdades que atraviesan los sistemas agroalimentarios según género, región, edad, etc. Por otro lado, se advierte una centralidad del trabajo en las formas de organizar la producción, en especial en sus formas colectivas (Coraggio, 2009; Ghauri et al, 2022). Asimismo, la estrategia del proyecto toma de la experiencia internacional la fortaleza visualizada en propuestas que vinculan los sistemas de conocimiento local con sistemas de conocimiento específicos del ámbito científico (IPBES, 2017; LeBuhn y otros, 2016). Así, focalizamos en la idea de un sistema alimentario innovador y sostenible y lo entendemos como aquel que garantiza la seguridad alimentaria y la nutrición de todas las personas de tal forma que no se pongan en riesgo las bases económicas, sociales y ambientales de éstas para las futuras generaciones y que se generen nuevas respuestas a los nuevos problemas que se presentan en cada contexto. Esto es importante ya que requiere atender no sólo a los problemas actuales y urgentes que son propios de la producción primaria, sino también identificar en el contexto posibles amenazas, oportunidades y estrategias apropiadas para el mañana para todo el sistema agroalimentario. Se necesita previsión estratégica para navegar tiempos de cambio, incertidumbre y disrupción. La exploración del horizonte, la identificación temprana de tendencias clave y señales débiles de cambio, y la comprensión de cómo puede evolucionar el futuro y qué respuestas se necesitan ahora y en los próximos años son de vital importancia para tomar decisiones estratégicas que optimicen el desempeño organizacional de la investigación para el desarrollo (Serraj y Pingali, 2019).