Enfoques y metodologías para el estudio, monitoreo y diseño de agroecosistemas orientados a la intensificación ecológica

Código:
2023-PD-L03-I103
Impacto:
Ambiental
Plazo:
48 Meses
Instrumento:
Proyecto disciplinario (Cartera 2023)
Título:
Enfoques y metodologías para el estudio, monitoreo y diseño de agroecosistemas orientados a la intensificación ecológica
Centro o programa involucrado:
Ecofisiología y Agroecosistemas

Objetivo General

Contribuir a la sustentabilidad de los agroecosistemas a través de su intensificación ecológica, aportando al conocimiento, la obtención de información, el flujo de aprendizajes y la co-creación de pautas de diseño de los mismos.

Resumen Ejecutivo

En las últimas décadas, el modelo de “agricultura industrial” ha impulsado importantes transformaciones en el territorio nacional, con graves procesos de degradación ambiental que se traducen hoy en la necesidad de orientar prioritariamente esfuerzos hacia la intensificación ecológica de los agroecosistemas (AEs). No obstante, para dar soluciones a esta situación, de gran complejidad y con efectos a largo plazo, es preciso incorporar nuevos enfoques: el abordaje a nivel de AE, con enfoque sistémico multidimensional y multiescalar, propiciando procesos ecológicos, co-creando los conocimientos con quienes gestionan esos AEs, de manera transdisciplinar. Actualmente, existe creciente consenso en todos los ámbitos respecto a la necesidad de estos nuevos enfoques, lo que abre una ventana de oportunidad fundamental. Durante la Cartera programática 2019-2022, el Proyecto I020 avanzó hacia la homologación de los nuevos enfoques conceptuales necesarios, articulando capacidades entre investigadores y extensionistas, e integrando conocimientos y experiencias sobre sistemas productivos muy diversos. Para continuar en esta línea, tomando al AE como un sistema socio-ecológico multidimensional, a los servicios ecosistémicos como contribuciones de la naturaleza a las personas, y a la co-creación de conocimientos como la base para la innovación en los AEs, se avanzará hacia: el desarrollo y difusión de métodos de monitoreo y modelado de AEs que propicien la intensificación ecológica; la co-creación de pautas de diseño de AEs y de paisajes multifuncionales, que favorezcan la optimización de procesos ecológicos; y el fortalecimiento de articulaciones y flujo de aprendizajes entre participantes del proyecto, y con otros actores intra y extra institucionales. Con amplia cobertura nacional e integrando grupos de trabajo y experiencias ya existentes en la figura de “sitios piloto”, con las mismas actividades diferenciadas por particularidades propias de cada sitio y expresando allí los cinco componentes estratégicos de la Institución, los esfuerzos se pondrán en: 1) disponer metodologías para el monitoreo y modelado de AEs; 2) co-crear pautas de diseño; 3) generar recomendaciones para tomadores de decisión; 4) implementar una estrategia de comunicación propia; 5) organizar acciones de formación. Contemplando el carácter de los procesos con los que se trabajará, así como el actual PEI de INTA y los ODS de Naciones Unidas, esta propuesta tiene su horizonte en 2030. Para entonces, se espera haber aportado al conocimiento, la obtención de información, el flujo de aprendizajes y la co-creación de pautas de diseño, que contribuyan a mejorar la sostenibilidad de AEs y paisajes por amplia implementación de estrategias de intensificación ecológica, que a su vez permitan el aprovechamiento inteligente de múltiples contribuciones de la naturaleza, menor dependencia de insumos externos, menores costos de producción y niveles de productividad iguales o mayores a los actuales.

Descripción de Problemas y Oportunidades

En los últimos 50 años han disminuido globalmente la mayor parte de las contribuciones de la naturaleza a las personas (CNP, Díaz et al. 2018, IPBES 2019). Entre las principales causas se encuentran los impactos ambientales de la “agricultura industrial”; por ello, existe consenso sobre la necesidad urgente de una transición hacia sistemas agrícolas que garanticen la seguridad alimentaria y la nutrición, brinden equidad social y económica, y conserven los servicios ecosistémicos y las CNP en general (FAO 2014, Godfray et al 2010, Barrett 2010, Garibaldi et al. 2017, 2020). A esta necesidad, se suma la de integrar la evaluación de los compromisos y sinergias entre cambio climático y conservación de biodiversidad, que hoy son los desafíos más importantes para las sociedades humanas y exigen ser tomados como parte de un mismo problema (Pörtner et al. 2021). Por ejemplo, algunas soluciones basadas en la naturaleza (SbN) pueden ser utilizadas para limitar el calentamiento global, como el mejoramiento del uso de la tierra para cultivos y ganadería, incluyendo la conservación de biodiversidad (Girardin 2021). Para lograr estos agroecosistemas multifuncionales, orientados a SbN y que a su vez contemplen el bienestar socio-económico de productores y demás actores relevantes, es fundamental utilizar un enfoque sistémico y multidimensional que permita evaluar los compromisos y sinergias determinados por las decisiones productivas (Goijman 2020, Portela y Polack 2021). No obstante, la disponibilidad y difusión de metodologías para este propósito es localmente aún una debilidad. Los agroecosistemas son sistemas socio-ecológicos complejos fuertemente ligados al contexto, y para evaluarlos y proponer acciones de manejo que promuevan su sustentabilidad es preciso tener en cuenta los diversos procesos e interacciones entre factores biofísicos y sociales (Carpenter et al. 2009, Portela et al. 2022), desde un abordaje transdisciplinario (Sellberg et al 2021, Biggs et al. 2022). A su vez, los recursos naturales son limitados, por lo cual existe un compromiso entre conservación y producción donde el aumento en una CNP o actividad humana podría resultar en la reducción de otra. El foco del estudio no debe estar únicamente en los servicios finales (e.g. provisión de alimentos) y en la rentabilidad, sino también en los procesos intermedios o funciones ecosistémicas (Nilsson et al. 2017); es decir, en los procesos ecológicos (La Notte et al. 2017). Existen distintos enfoques recientemente propuestos para valorar SE y CNP en los agroecosistemas a distintas escalas, algunos de los cuales permiten incorporar incertidumbre en la toma de decisiones y modelar escenarios futuros de acuerdo con las dinámicas propias de los sistemas socio-ecológicos (DeClerck et al. 2016, Peterson et al. 2017, Vallet et al. 2018, Li et al. 2021, Pörtner et al. 2021, Staiano et al. 2021). La co-creación del conocimiento fortalece el proceso de valoración, a la vez de hacerlo inclusivo, replicable, e incluso orientable a la definición de políticas públicas, además de circunscribirse al contexto local (Pandeya et al. 2016), y resulta fundamental para el diseño participativo de sistemas productivos innovadores (Dogliotti et al. 2014, Lacombe et al. 2018, Pissonnier et al. 2019). Esto es así, porque en el desarrollo tecnológico es esencial considerar cómo las tecnologías son vistas y valoradas por los diferentes actores involucrados (Bijker, 1995), tanto en su generación como en su adopción; su utilidad o no, resulta de una construcción social y no sólo de una característica propia de la tecnología. En las últimas décadas se han desarrollado nuevos enfoques participativos, en los que la innovación productiva ya no se concibe como externa y mediada por un proceso de extensión, sino que se desarrolla y diseña en su contexto de aplicación y con la participación de quienes gestionan los sistemas productivos (Klerkx et al. 2012, Neef et al. 2013). Así, los nuevos diseños y rediseños de agroecosistemas no surgirán de la simple implementación de un conjunto de prácticas (rotaciones, cultivos de cobertura, etc.), sino de la aplicación de estrategias de gestión y manejo basados en procesos ecológicos (Nicholls et al. 2016, Berthet et al. 2019, Kernecker et al. 2021), emergidas de nichos de innovación agrícola (i.e. ámbitos de experimentación, co-innovación y creación de tecnologías, orientadas a la transición hacia una agricultura más sostenible; Pigford et al. 2018).

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