Agroecosistemas multifuncionales en humedales y áreas pampeanas
Objetivo General
Construir redes de actores que gestionen con un enfoque interdisciplinario, conocimientos y experiencias de sistemas productivos a diferentes escalas espaciales y con diferentes funciones u objetivos (productivas, conservación, socioeconómicas, culturales) en paisajes con agroecosistemas de la Pampa y el Delta del Paraná
Resumen Ejecutivo
Un sistema alimentario (SAB) sostenible debe garantizar seguridad alimentaria y nutrición para todos, sin comprometer bases económicas, sociales y ambientales a futuras generaciones, por lo que debemos asegurar que estos sistemas sean multifuncionales, biodiversos, restaurativos y holísticos. En efecto, desde el ámbito científico, de empresas agropecuarias, y de empresas proveedoras de insumos de los agroecosistemas (ej. AACREA, AfoA, Syngenta), tanto en pampa como delta, se coincide en la necesidad de trabajar en el mantenimiento de ambientes y especies claves y en conflictos socioambientales, compatible con producción agropecuaria desde una visión de paisaje. También existe la necesidad de generar valoración de SSEE asociados a los agroecosistemas que aporten al desarrollo territorial, como por ejemplo el turismo rural o de naturaleza, apicultura y otros. Además, es importante considerar el manejo y monitoreo de las cuencas a partir del trabajo interinstitucional (ej. Comités de cuencas), dadas las condiciones hidrometeorológicas del último trienio que generan sequía, incendios e incremento de la contaminación. Por tales motivos, el proyecto propone, construir redes de actores que gestionen, con un enfoque multifuncional, conocimientos y experiencias en cuencas y paisajes con agroecosistemas que contemplen manejos diversificados y/o novedosos, asi como el monitoreo que incluyan la conservación de biodiversidad y otros beneficios a diferentes escalas espaciales de la Pampa y el Delta del Paraná. Esto se llevara a cabo desde la comunicación y fortalecimiento institucional mediante la vinculación con proyectos y plataformas de la cartera y múltiples protagonistas de los territorios co-construyendo capacidades y redes de actores, contemplando aspectos sociales, culturales y de prospectiva. Además prevee aportar nuevos conocimientos, publicaciones y mapas a partir de la identificación de especies benéficas y conflictivas, servicios ecosistémicos y variables que definen las buenas prácticas para la promoción o mejora de las mismas. Mediante la articulación intra e interinstitucional se planificaran acciones de transferencia y extensión con reconocimiento de las áreas de vacancia (geográficas, productivas, de recursos humanos) a implementar en construcción junto con los actores clave y decisores de los territorios. El proyecto nuclea experiencia en manejo de cultivos, suelos, historia de uso, comunicación, biodiversidad, contaminación, manejo de pastizales, ordenamiento territorial, mapas de riesgo, y forestales del CERBAN, contando con nuevos recursos humanos (becarios y doctores) que aportan a la temática. En este punto, para abordar el diálogo con actores, la comunicación estratégica y la co-creacion para la innovación tecnológica se cuenta convenios con productores/ONGs/municipios, y espacios de trabajo con estos (ej. mesas de dialogo) y proyectos extra institucionales (ej. GEF OT, otros) que aportan fondos para desarrollar las actividades
Descripción de Problemas y Oportunidades
La agenda 2030 de Naciones Unidas (2015) define 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. El 12mo. refiere: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles buscando desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentando la eficiencia de recursos y promoviendo estilos de vida sostenibles. El consumo y la producción sostenible pueden contribuir a la mitigación de la pobreza y a la transición a economías verdes y con bajas emisiones [1]. Un sistema alimentario (SAB) sostenible debe garantizar seguridad alimentaria y nutrición para todos, sin comprometer bases económicas, sociales y ambientales a futuras generaciones. Así, estos sistemas deben ser multifuncionales, biodiversos, restaurativos y holísticos. En este contexto, la Ecorregión Pampeana es el ecosistema argentino de praderas más importante, siendo el territorio agropecuario con más desarrollo e historia del país. Surge como uno de los SAB más importantes de Argentina. Pero estos pastizales sufrieron gran pérdida de biodiversidad por cambios de uso de la tierra desde la colonia (siglo XVI). A comienzos del siglo XX la conversión de áreas naturales a cultivos y pasturas fue a una alta tasa de cambio en tiempo y en extensión. Para 2004, 75 % de la Pampa formaba un área continua de cultivos. La matriz de pastizal natural con parches de cultivo se transformó en matriz agrícola. Esto pone en riesgo, tanto la sobrevivencia de flora y fauna nativas por fragmentación o pérdida de hábitat, competencia de animales domésticos, caza y contaminación [3], pero también provoca pérdida de resiliencia del ecosistema, afecta la capacidad productiva de los suelos, e incide en mayor resistencia a agroquímicos en cultivos, entre otros. El Delta del Paraná, es un humedal heterogéneo y biodiverso, desde su historia geomorfológica y régimen hidrológico, que condicionan vegetación, fauna silvestre y las actividades humanas que se desarrollan [4].Como la región pampeana, presenta diversa modificación según zonas, por pastoreo con ganado vacuno y por el reemplazo directo de la cobertura vegetal original por plantaciones de salicáceas, principal sistema productivo del Bajo Delta [2]. Este se combina con ganadería y se desarrollan con obras para gestión del agua en la producción que disminuyen el riesgo hidrológico por repuntes, crecidas e inundación de los ríos (ej.: endicamientos, atajarrepuntes). Además de estos sistemas, de mayores dimensiones, se agregan quintas con jardines y áreas de cultivo de hortalizas, frutales y mimbre y turismo. La concepción de estos ecosistemas como “bienes comunes” por parte de la sociedad en general y de grupos ambientalistas, la insuficiente gobernanza para el desarrollo, así como conflictos por quemas de pastizales en el Delta medio, o usos sin permiso (ej.: agricultura intensiva) presionan por una Ley de Presupuestos Mínimos para conservación de Humedales. Además, la sequía y bajante extraordinaria del rio Paraná, producto de la variabilidad y cambio climático, indican la necesidad de buscar soluciones consensuadas a los problemas de los agroecosistemas predominantes (Fracassi, N., com. pers.). A pesar de la adopción de buenas prácticas agrícolas, persisten prácticas que causan degradación ambiental, pérdida de biodiversidad y una progresiva reducción de la producción agrícola [5]. A escala local, monocultivos y agroquímicos restringen artrópodos benéficos y plantas nativas a áreas no cultivadas [6]. Por ello, la mayoría de los organismos que aportan servicios de regulación clave para la agricultura, forestal y la ganadería, deben colonizar campos de áreas seminaturales [7], pero estas se eliminan para facilitar el uso de maquinaria o se convierten a cultivos para aumentar la producción (8], generando menores poblaciones de organismos beneficos [9]. En este sentido, se reconoce la necesidad de generar paisajes multifuncionales que brinden a la vez: seguridad alimentaria, mantenimiento de especies y SE, y que también puedan cubrir necesidades recreativas, culturales y estéticas [10]. Por eso, la valoración de ecosistemas naturales y agroecosistemas en las regiones Pampa y Delta y su manejo, resulta en la necesidad de considerar las funciones relevantes del paisaje en las decisiones, en distintas escalas espaciales y niveles administrativos [11-12] abordados desde la interdisciplinaridad, participación y comunicación con los actores del territorio integrando diferentes visiones y enfoques.